viernes, 21 de junio de 2013

MI RAMO LEONÉS

MI RAMO LEONÉS

Os presento mi Árbol Leonés de Navidad. Hecho con mis propias manos, como debe ser.

Acudí a un taller de ramo leonés. Me lo pasé estupendamente y, además, aprendí a hacer algo que, año a año, miraba con cierta envidia en los escaparates.

La verdad es que disfruté de todo: de la historia del ramo, de la indecisión de qué colores, qué cintas, que adornos ... utilizar. La dificultad de elegir qué deseo colocar para el 2012. Y es que el ramo leonés, con sus cintas bordadas, sus roscas, sus castañas, sus colores y sus lazos tiene también algo que no se ve: recoge nuestros deseos.

Todo buen ramo que se precie ha de tener el rojo y el verde como colores dominantes; la naturaleza y los frutos de la vida en invierno. La tradición, de origen prerromano, señala que junto a estos frutos debemos colocar la cinta que acoge nuestros deseos: una por cada miembro de la familia. Como podéis ver, mi ramo aún carece de cintas, pero es que creo que esto de los deseos, por si acaso se cumplen, es una cuestión importante que merece cierta meditación. Ya sabéis el dicho: Ten cuidado con lo que pides, no sea que se te conceda. Así que, a pensar.

Bien, para los que seáis profanos en la materia, deciros que este ramo es típico de León y de otras provincias, llegando hasta Huelva. A mí me recuerda un poco a los deseos que quemamos en la hoguera de San Juan. Tradiciones milenarias que nos hacen volver a tiempos de meigas y cruceiros, donde los dioses son aquellos que generan vida en la naturaleza; nuestras propias vidas, sin ir más lejos.

El ramo se remata con 12 velas, una por cada mes del nuevo año. Las velas deben ser encendidas todos los días a partir del día de Nochebuena; de esta manera, dotamos de luz viva a un elemento muerto de la naturaleza y hacemos posible que nuestros deseos se cumplan.

No se vosotros, pero yo soy una apasionada de poner velas en casa. Mejor no os cuento la cantidad de portavelas que tengo. Me encanta sentarme con un café, un libro y una velita encendida. Si, además, añades un poco de aceite relajante en el calientavelas, para mí ya es el súmmum. Hay más cosas, por supuesto, pero esta es una de mis acciones favoritas para relajarme.

Bueno, que desvarío un poco. A lo que íbamos. Que el Ramo Leonés es un elemento mágico para pedir deseos posibles e imposibles, rodearnos de energía positiva, hacer que todos y cada uno de los miembros de nuestra familia participen de su decoración y generar la ilusión de que algunas cosas se cumplan gracias a ese efecto rebote que, según los entendidos, se produce en las fuerzas vivas de la naturaleza.

¿Porqué no intentarlo si, además, queda precioso?

Cuando tenga mi cinta y haya colocado mis velas, compartiré con vosotros ... la cinta, porque los deseos, sintiéndo mucho no satisfacer vuestra curiosidad, seguirán siendo sólo y exclusivamente míos.

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